La aplicación de bacterias lácticas endófitas como agentes de biocontrol ha ganado cada vez más relevancia en agricultura como un enfoque alternativo para controlar las enfermedades de las plantas.
Dentro de este grupo destacan las bacterias del ácido láctico (BAL) con importantes beneficios para utilizarse en agricultura, cabe mencionar que una pequeña fracción de la microbiota endófita de las plantas pertenece a estos microorganismos.
Diversos trabajos científicos han demostrado que las cepas de BAL de los géneros Lactobacillus, Leuconostoc, Lactococcus y Weissella pueden servir como agentes de biocontrol contra fitopatógenos bacterianos y fúngicos.
Además, generalmente son reconocidas como bacterias seguras (GRAS) por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, EE. UU.) lo que las hace ideales para aplicaciones en cultivos agrícolas.
Actualmente, están bien consideradas por su capacidad de suprimir diversos microorganismos patógenos a través de la competencia por el espacio y nutrientes y por la antibiosis provocada mediante la producción de una amplia gama de compuestos antimicrobianos como dicetopiperazinas, derivados de ácidos grasos, bacteriocinas antibacterianas y sustancias inhibidoras similares a bacteriocinas (BLIS), ácidos orgánicos, peróxido de hidrógeno, ácido pirrolidona-5-carboxílico, diacetilo y reuterina (Lamont et al., 2017), modulando el mecanismo de defensa al crear resistencia sistémica y disminuir la disponibilidad de hierro de los patógenos.
Por ejemplo, algunas cepas de Lactobacillus plantarum y Leuconostoc mesenteroides se evaluaron con éxito mediante ensayos in vitro y en planta contra tres patógenos bacterianos que afectan a tres cultivos diferentes, a saber, Pseudomonas syringae en kiwi, Xanthomonas arboricola en Prunus y Xanthomonas fragariae en fresa (Daranas et al., 2019).

